La utilización de aislantes térmicos para actuar como barrera entre el exterior y el interior de una vivienda o edificio viene de muy lejos. Tanto el frío del invierno como el calor del verano han sido poderosos retos para el desarrollo de tecnologías de aislamiento desde los albores de la civilización. Así, en los últimos tiempos la eficiencia energética en la construcción de edificios ha sido un objetivo para los arquitectos y los particulares. También la búsqueda de aislantes térmicos no dañinos con la salud y el medio ambiente, además de la reducción en el consumo energético.
La instalación de aislantes térmicos ha estado en muchas ocasiones, y a lo largo de los tiempos, condicionada por razones económicas y escaso conocimiento, lo que ha derivado en la utilización de materiales sintéticos, materiales poco recomendables si los observamos desde un punto de vista de sostenibilidad o criterios saludables. Hoy en día la variedad de los aislantes naturales permite elegir entre lana de oveja, celulosa o corcho, o nuestra opción favorita, el aislante de fibra de madera.
Realizado a base de fibras de madera natural procedentes de triturar residuos obtenidos de la industria maderera. A estos residuos se les añaden sales de boro para mejorar su resistencia al fuego, luego pasan a ser aglomerados con agua para prensarlos en último lugar.
Las características de los aislantes naturales de madera les aportan las siguientes ventajas constructivas:
- Regulan la humedad en el ambiente. Al ser un material poroso, su propiedad natural hace que absorba o expulse el agua al ambiente donde está instalado.
- Al retener el calor durante el día y expulsarlo por la noche permite que las oscilaciones de la temperatura ambiente sean más suaves y progresivas.
- Es el aislante con mayor inercia térmica, ideal para climas cálidos. Para los climas fríos están también recomendados por su baja conductividad térmica.
- Su precio también es algo a tener en cuenta ya que es más barato que otros aislantes naturales.
- La instalación rápida y precisa hace que este material sea de fácil colocación ya que se maneja fácilmente y permite realizar cortes en la propia localización de la instalación.
- El factor de aislamiento acústico es también algo a tener en cuenta ya que este es un buen material para conseguir una reducción acústica en el ambiente.
- Fachadas ventiladas, bajo teja, en suelos o para tabicar, la variedad en las posibilidades de aplicación hace de la fibra de madera un aislante muy versátil.
También son destacables las ventajas ambientales:
- Al producirse a partir de restos de la industria, la fibra de madera natural es un producto altamente sostenible.
- Se puede reciclar, al final de su vida útil se pede utilizar como combustible natural.
- La huella de carbono también es una ventaja apreciable ya que es menor a la de los productos obtenidos del petróleo, la energía consumida en su fabricación es mucho menor que la de éstos.
- Al ser un material natural no es tóxico ni irritante.
Solo hay un par de detalles que debemos destacar en cuanto a sus desventajas:
- El espesor necesario es algo mayor que el de los derivados de poliuretano, y algo más caro que éstos.
- Hay que asegurarse de la procedencia y fabricación de la fibra de madera natural que vayamos a utilizar, deben ser de maderas de reforestación y libres de colas o aditivos tóxicos. Presta especial atención a los certificados ambientales de los fabricantes.
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Fuente: Ecoesmas
Fotografía: Schneider